lunes, 22 de febrero de 2010
—¿Bella?
No era ella la que había pronunciado mi nombre, por lo que ambas nos
volvimos para ver quién se unía a nuestra pequeña reunión. En realidad, yo no
necesitaba mirar para saberlo. Era una voz que habría reconocido en cualquier lugar,
y a la que también hubiera respondido, ya estuviera dormida o despierta. .. o incluso
muerta, estoy casi segura. La voz por la que habría caminado sobre el fuego o, con
menos dramatismo, por la que chapotearía todos los días de mi vida entre el frío y la
lluvia incesante.
Edward.
Aunque me moría de ganas por verle —consciente o no— y estaba casi segura
de que se trataba de un sueño, me entró el pánico a medida que Edward se acercaba
a nosotras caminando bajo la deslumbrante luz del sol.
Me asusté porque la abuela i gnoraba que yo estaba enamorada de un vampiro
No era ella la que había pronunciado mi nombre, por lo que ambas nos
volvimos para ver quién se unía a nuestra pequeña reunión. En realidad, yo no
necesitaba mirar para saberlo. Era una voz que habría reconocido en cualquier lugar,
y a la que también hubiera respondido, ya estuviera dormida o despierta. .. o incluso
muerta, estoy casi segura. La voz por la que habría caminado sobre el fuego o, con
menos dramatismo, por la que chapotearía todos los días de mi vida entre el frío y la
lluvia incesante.
Edward.
Aunque me moría de ganas por verle —consciente o no— y estaba casi segura
de que se trataba de un sueño, me entró el pánico a medida que Edward se acercaba
a nosotras caminando bajo la deslumbrante luz del sol.
Me asusté porque la abuela i gnoraba que yo estaba enamorada de un vampiro
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