domingo, 21 de febrero de 2010
Debía hacer lo correcto por el bien de ella; no podía seguir pretendiendo que podía estar en peligro de enamorarme de esta chica.
Después de todo, realmente no importaba si yo me iba, ella jamás me vería de la manera en que yo deseaba. Nunca me vería como alguien digno de su amor.
Nunca.
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto estar roto? Sentía como si el mío lo estuviera.
“Edward” dijo Bella.
Me congelé, mirando fijamente sus ojos cerrados.
¿Se habría despertado?, ¿me miraba?. Ella parecía dormida, pero su voz había sido tan clara…
Ella suspiró suavemente, y luego se movió suavemente hacia un lado –estaba dormida y soñando–
“Edward” murmuró suavemente.
Ella soñaba conmigo.
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto volver a latir? Sentía como si el mío lo estuviera.
“Quédate” dijo “Por favor… no te vayas”
Soñaba conmigo, y no era una pesadilla. Quería que me quedara con ella en su sueño.
Me devané los sesos en busca del nombre correcto al torrente de emociones que me embargaba, pero no conocía palabras tan fuertes que pudieran sostener las emociones. Por un largo momento, me ahogué en ellas.
Cuando llegue a la superficie, no era el mismo hombre que siempre había sido.
Mi vida había sido una interminable y tenebrosa medianoche. Había sido, por necesidad para mí, siempre media noche. ¿Así que como era posible que el sol saliera justo en mi medianoche?
Después de todo, realmente no importaba si yo me iba, ella jamás me vería de la manera en que yo deseaba. Nunca me vería como alguien digno de su amor.
Nunca.
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto estar roto? Sentía como si el mío lo estuviera.
“Edward” dijo Bella.
Me congelé, mirando fijamente sus ojos cerrados.
¿Se habría despertado?, ¿me miraba?. Ella parecía dormida, pero su voz había sido tan clara…
Ella suspiró suavemente, y luego se movió suavemente hacia un lado –estaba dormida y soñando–
“Edward” murmuró suavemente.
Ella soñaba conmigo.
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto volver a latir? Sentía como si el mío lo estuviera.
“Quédate” dijo “Por favor… no te vayas”
Soñaba conmigo, y no era una pesadilla. Quería que me quedara con ella en su sueño.
Me devané los sesos en busca del nombre correcto al torrente de emociones que me embargaba, pero no conocía palabras tan fuertes que pudieran sostener las emociones. Por un largo momento, me ahogué en ellas.
Cuando llegue a la superficie, no era el mismo hombre que siempre había sido.
Mi vida había sido una interminable y tenebrosa medianoche. Había sido, por necesidad para mí, siempre media noche. ¿Así que como era posible que el sol saliera justo en mi medianoche?
1 comentarios:
sol de medianoche
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